A pesar del poco tiempo del que disponen, cuidaron cada detalle de la boda con mucho mimo y entusiasmo. El propio Leo diseñó un logotipo que representaría todo el evento, y es precisamente lo que se utilizó para la etiqueta de los bálsamos y la tarjeta de las cajitas. También se utilizó para el menú, la mesa de gominolas, para unas pulseras que tela que llevaba cada uno de los invitados... para todo.
Los bálsamos, de un sabor dulce como ellos, fresa. La cajita, de color kraft, muy natural, como ellos. Y el color de etiqueta y lazo, el color mint, muy de moda últimamente, típico de Belén, que siempre va a la última. Todo elegido personalmente por los novios, todo en consonancia para dar armonía al conjunto.
Una boda maravillosa, cuidada al detalle, divertida, tremendamente elegante. Y los novios, no podían ir más guapos.
Me consta que vais a ser muy felices, os quiero.
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