Los primeros jabones que realicé, fue junto a mi madre, bueno, para ser sincera, fue ellas quien los hizo y yo le ayudé; yo estaba demasiado nerviosa para ponerme a remover pacientemente la mezcla. Hicimos un primer bloque de “Leche y Almendras”, mi favorito, un poco por ser el primero, pero sobre todo, por las excelentes propiedades que aporta a la piel el Aceite de Almendras Dulces y la Leche. Este lo he vuelto a repetir en numerosas ocasiones, porque viene ideal para la piel de los niños y ancianos, y para aquellas personas con problemas dermatológicos.
El segundo fue de “Arcilla y Té Verde”, ideal para el rostro, principalmente para pieles grasas, con impurezas o con tendencia a los brillos. Este es el favorito de mi marido.
El tercero fue de “Lavanda” (el de la foto), magnífico aroma y color muy cálido, por no hablar de las propiedades de la Lavanda, tan conocidas.
No volví a hacer ninguno más, hasta que, pasado un mes, cuando por fin pude probarlos, comprobé que habían resultado verdaderas obras maestras, a pesar de estar hechas por una principiante. YA NO PUDE PARAR.
El segundo fue de “Arcilla y Té Verde”, ideal para el rostro, principalmente para pieles grasas, con impurezas o con tendencia a los brillos. Este es el favorito de mi marido.
El tercero fue de “Lavanda” (el de la foto), magnífico aroma y color muy cálido, por no hablar de las propiedades de la Lavanda, tan conocidas.
No volví a hacer ninguno más, hasta que, pasado un mes, cuando por fin pude probarlos, comprobé que habían resultado verdaderas obras maestras, a pesar de estar hechas por una principiante. YA NO PUDE PARAR.
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